A estas alturas todo el mundo ha escuchado la palabra Ucrania como un millón de veces. Basta con escribir "Ucr..." para que Google lo autocorrija con cientos de miles de historias y estadísticas sobre la guerra entre Rusia y Ucrania.
¿Qué tiene eso que ver conmigo?
Si me conoces, sabrás que me apasionan las naciones y, especialmente, luchar por los que sufren y son víctimas de la injusticia. Así que desde la primera vez que oí que este conflicto había resurgido hace unos meses, sentí una mezcla de rabia, frustración e impotencia.
Así que hice lo que hago con las emociones fuertes: hablar con Dios - Él me puede aguantar. Ni siquiera recuerdo lo que le
dije, pero recuerdo que terminé con "... y si hay ALGO que pueda hacer, úsame. Amén". (¡ya sabes a dónde va esto!)
Avancemos un par de semanas. Mirando Instagram vi un post de Agape+, un socio de ICB que trabaja con personas en situaciones sin hogar. Estaban pidiendo ayuda en Sevilla (sur de España, a 11 horas de tren al sur de Barcelona) para que la gente donara ropa y acogiera a refugiados ucranianos.
Yo no estoy en Sevilla. Pero tomé la decisión impulsiva (lo sé, ¡sorpresa!) de apuntarme con una nota que decía " ¡Yo ayudo! Pero estoy en Barcelona". Y, ¿sabes qué? Dios se toma en serio nuestra oración, y utiliza las decisiones impulsivas.
Dos semanas después recibí una llamada de un número desconocido. Era una señora que no conocía, que se había enterado por una ONG, que se había enterado por la embajada de Ucrania, que se había enterado por Agape+ Barcelona, que se había enterado por Agape+ Sevilla (¿me sigues el hilo?) de mi mensaje de instagram. ¡Imagínate mi sorpresa! Me dijo que había una mujer de 23 años que había escapado y necesitaba un lugar para vivir y me envió su número.
Y así de repente, ¡tenía una nueva compañera de piso! Te presento a Vlada.
Te presento a Vlada
Es divertida, inteligente, un poco tímida, introvertida, una gran cocinera, una gran trabajadora y profundamente espiritual - sólo que no conoce a Jesús (todavía).
¿Te unes a mi oración por ella? SÉ que Jesús la llama, la busca. Y lo sé porque, bueno, así es Jesús, pero también porque Él ha obrado un milagro o dos desde que ella se mudó conmigo - ¡pero más sobre eso la próxima vez!
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