Mi sueño es ver que cada idioma y cada cultura alaben a Jesús a su manera, de forma única.

 

Crecí entre maletas y mudanzas, en un país nuevo cada pocos años. Soy hija de misioneros de Costa Rica al mundo musulmán y de pequeña juraba que de mayor tendría un "trabajo normal" en un solo país para siempre... Hasta que Dios interrumpió mis planes por unos muy diferentes y, como suele ser con Él, más allá de mi imaginación. Con cada cultura nueva Dios puso en mí una pasión más  profunda por ver todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas (Ap 7:9) conocer a Jesús. 

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Hoy en día eso se traduce en trabajo que en diversas formas lleva el evangelio a quienes tienen menos acceso, con organizaciones misioneras como Ethne, Comibam, o la Iglesia Internacional de Barcelona.